Grupo .T.I.C.

"Un perro no puede ser hipócrita como tampoco sincero, o bien ladra por sí mismo o es mudo" J.F.K.

Un inventario no demasiado exhaustivo de todas las imperfecciones e insuficiencias que sufre el organismo humano desvelaría la posición vertical como un equilibrio inestable: Nos aguantamos de pie gracias únicamente a la tensión de los músculos, lo cual es una fuente permanente de fatiga y molestias para la columna vertebral, que, aunque es efectivamente dieciséis veces más fuerte que si fuera recta, no le permite al hombre llevar cargas considerables a la espalda; los pies deberían ser más anchos, más abiertos, más específicamente aptos para la locomoción, y no son sino manos atrofiadas que han perdido el poder prensil; las piernas no tienen fuerza bastante para llevar el cuerpo cuyo peso las dobla, además de que cansan el corazón, que está obligado a hacer subir la sangre casi un metro, de ahí los pies hinchados, las varices, etc.; las articulaciones de la cadera son frágiles y están constantemente sujetas a artrosis o fracturas graves; los brazos están atrofiados y se han quedado demasiado delgados; las manos son frágiles, sobre todo el dedo meñique que no sirve para nada (?), el vientre no tiene ninguna protección, como tampoco la tienen las partes genitales: el cuello es rígido y limita la rotación de la cabeza, los dientes no permiten morder lateralmente, el olfato es casi nulo, la visión nocturna más que mediocre, la audición muy insuficiente; la piel sin pelo no ofrece ninguna defensa contra el frío, y a esta breve introducción a las insuficiencias e imperfecciones que implica una posición vertical debemos añadir afectando estadísticamente a una de cada cien personas un movimiento muscular compulsivo y persistente semejante a una suerte de baile que dificulta la marcha; son movimientos espasmódicos, movimientos sucesivos, movimientos complejos, movimientos rápidos, súbitos e impredecibles, sin propósito y de intensidad variable, movimientos involuntarios de corta duración, ya sea en fugaz parpadeo o temblor de mandíbula o sacudidas de cabeza pueden ocurrir y concurrir en cualquier parte del cuerpo. Estos movimientos tienen una capacidad combinatoria hasta la convulsión. Los tics son contracciones nerviosas involuntarias que deben ser diferenciados de la Corea y que pueden implicar cualquier grupo de músculos voluntarios, ya sean hombros, manos, piernas, garganta... e incluso el cerebro... de todos los animales de la creación, el hombre, a quien suele considerarse el cerebro más evolucionado de todos, es en realidad el más desvalido, siendo necesarios los tics como válvulas de descompresión del sistema nervioso.

En una determinada época, apareció el cerebro, como un órgano apto para el proceso de información. A partir de ahí comienza el proceso de adaptación cultural al orden natural. El cerebro es el único órgano que no tiene una función clara. No es sólo un órgano, te hace respirar pero no es parte del aparato respiratorio, controla la presión sanguínea y la circulación pero tampoco forma parte del sistema circulatorio. El cerebro pues no es solamente un órgano de información, sino aun más de gobierno y regulación. De flexión y reflexión. En cierto modo al cerebro se le puede considerar también un músculo. Una parte más de la musculatura. Un pliegue. Un límite. Y si la definición del cerebro respecto a su campo operativo es complicado, establecer sus limites, lo es todavía mas. Puede decirse que el principio de complejidad creciente es coincidente entre la evolución biológica del cerebro y las tecnologías determinadas por este para una mejor adaptación al entorno, así, en realidad, la posición vertical igual que la risa, es derivada de un mal funcionamiento cerebral, llegando incluso a poder afirmar que para el cerebro el habla hoy resulta ser ya una forma primitiva de comunicación, complicándolo todo todavía más.

Desde Cantor a Wittgenstein o Borges, mi mano se acerca a tu cara desde digamos 1/5 de distancia. Lentamente. Hay un espacio, muy pequeño, en que mis dedos sienten tu calor sin llegar a tocarte. Hay un espacio, muy pequeño, en que tu frente sienten mi calor sin llegar a tocarte. Si respirase, mi cuerpo se movería un milímetro y te tocaría. Menos de un milímetro inmenso, es un lugar muy preciso. Pero si te colocaras una máscara, por muy fina que sea, esa frontera desaparecería. Lo común y la tensión se desvanecerían. ¿Está mi dedo fuera? ¿Está tu frente dentro? ¿De quien es ese dedo? Esta frontera donde puedo percibir tu calor sin tocarte, no puedo decírtela con palabras, pero puedo mostrártela.

Los TICs afectan estadísticamente a una de cada cien personas y se barajan varias hipótesis de una variabilidad y capacidad combinatoria hasta la convulsión, como por ejemplo un mayor porcentaje de afecto en el sexo masculino que en el femenino ha sugerido una posible influencia de la testosterona, pero también algunas infecciones como la encefalitis producen el característico movimiento muscular compulsivo y persistente que en el medievo se conocía como «el baile de San Vito». La tensión extrema, el exceso en el organismo de dopamina, el estrés, un funcionamiento defectuoso de los ganglios basales del cerebro o sencillamente una disfunción de la transmisión nerviosa e incluso algunas medicaciones como Ritalin, Dexedrine y Adderall o Tegretol son algunas de las culturas consideradas como causantes de los tics, y debido a que estos movimientos espasmódicos pueden ocurrir y concurrir en cualquier parte del cuerpo, existe un extraño paralelismo entre el innumerable numero de manifestaciones corporales y las teorías que las explican.

En realidad, los tics son considerados un mal funcionamiento cerebral.

La idea de un sistema finito capaz de la idea de procesos infinitos situado en la frontera entre lo ordenado y lo caótico es el limite del cerebro. Y del cuerpo. El cerebro pues es el espacio de convergencia, limite y tensión entre la mente y el cuerpo y la naturaleza. A partir de esta trinidad surge toda una tecnología sofisticada que va desde la prótesis dental a la risa de la Gioconda, del ágora griega a los super-hiper-micro-markets, de templos a webs, de monumentos a multimedias, de gremios a discursos, desde el reality-show al net-art pasando por las formas más perversas y subliminales de retórica publicitaria y subvenciones a alternatividades, ya sean grafitti, bricolaje u ópera, el cerebro, su modo y sus límites producen conceptos cuyo efecto no se agota en la "independencia", lo que se escenifica en estos recursos son los mitos de inmediatez, reciprocidad y libertad de expresión de una representación calculada. Pero aun así, es arriesgado afirmar con Julian Huxley la situación del hombre "como si hubiese sido designado, de repente, director general de la más grande de todas las empresas, la empresa de la evolución".

Las TICs se conciben como el universo de dos conjuntos, representados por las tradicionales Tecnologías de la Comunicación (TC) - constituidas principalmente por la radio, la televisión y la telefonía convencional - y por las Tecnologías de la Información (TI) caracterizadas por la digitalización de las tecnologías de registros de contenidos (informática, de las comunicaciones, telemática y de las interfases). Las TIC son las tecnologías que se necesitan para la gestión y transformación de la información, y muy en particular el uso de ordenadores y programas que permiten crear, modificar, almacenar, proteger y recuperar esa información. Parece pues necesario conectar el concepto a un conjunto de estructuras materiales, localizar el origen de la difusión de estas estructuras en el tiempo y en el espacio geográfico y delimitar el fenómeno del espacio virtual que estas estructuras hacen posible.

Los primeros pasos hacia una sociedad de la información se remontan a la invención de la primera circunferencia sólida y estable que fue usada para abalorio antes que para rueda. El objeto tecnológico evoluciona, bicicletas, escobas, espejos, sombreros, telégrafo, pasando posteriormente por el teléfono o la televisión. Desde la invención del fuego hasta su completa difusión, se sucedieron miles de años. Desde la invención de la telefonía móvil hasta su total difusión apenas 5 años. La revolución tecnológica que vive en la humanidad actualmente es debida en buena parte a los avances significativos de las tecnologías de la información y la comunicación. Los grandes cambios que caracterizan esencialmente esta nueva sociedad son la generalización del uso de las tecnologías, las redes de comunicación, el rápido desenvolvimiento tecnológico y científico y la globalización de la información.

"No tengo nada que decir, y lo estoy diciendo"

Sokal

En el renacimiento se estableció que la mente no tenia un lugar, que existía por si sola fuera de la ubicación craneal, no tenia situación y era completamente independiente del cuerpo. Es una idea que por un momento parece favorecer la afirmación de Huxley de un hombre "como si hubiese sido designado, de repente, director general de la más grande de todas las empresas, la empresa de la evolución". Cuando el renacimiento estableció que la mente no tenia un lugar, planteaba la relación borrosa entre taller, habitante y obra, entre hospital, enfermedad y síntoma, entre entorno, cerebro y cuerpo. Los cimientos de aquellas geometrías renacentistas se mantiene hasta un presente que supimos conseguir o no pudimos evitar.

Puede que hoy sea necesario reestablecer un tipo de tridimensionalidad que sea diferente de la habitual tridimensionalidad física y estática del "largo, ancho y alto" renacentista, y que pueda reunir la complejidad de propuestas aparentemente marginales.

La propuesta del grupo .T.I.C. trata de superar esta concepción epocal, es decir, toda época tiende a pesar que es la época, y a partir de un concepto materialista e histórico, y desde una dislocación en la inercia, creando lo "apropiado", a saber, ¿sobrevive el mas fuerte o es el mas fuerte el que sobrevive? Ante esta pregunta se desarrollara toda una ética que hablará de contenidos dentro de ésta definición general encontramos los siguientes temas principales: a nosotros nos interesa todo. queremos saberlo todo. para todos todo.

El grupo .T.I.C. considera que producir obra no es fácil. Exige el manejo cualificado de un saber muy complejo, de un saber intrépido que ha de ser ejercido en su propio tiempo. La ejecución de una obra llena hasta los bordes una temporalidad y esa plenitud es esencial para el desarrollo de la misma. Hasta que no está acabada continúa preparándose para estarlo. Ese prepararse para estar, esa espera activa, sucede en el taller, y aquel que haya de clausurar la obra acaba formando parte del mismo, porque el taller, que está en un límite, y el habitante de ese límite, que está en el taller, y la obra de ese habitante, que se prepara continuamente para ocupar ese espacio, se reclaman mutuamente. Todo el cuerpo de ese habitante, como en su momento Leonardo o los constructores de Santa María del Naranco o los habitantes de las cuevas de Altamira, participa en la acción... y todo el cuerpo del intérprete participa en la experiencia y conocimiento. La eficacia de la relación no dependerá sin embargo de los conocimientos, ni tampoco del tiempo invertido en la contemplación. A veces no son necesarios, y otras veces, las más, no son suficientes.

El espacio de trabajo configura una compleja relación de límite donde el artista, la obra y el taller mismo han de encontrar acomodo entre sí, y de sí con el mundo. El taller, su habitante, la obra, cualquiera, todos o ninguno, se asimilan y metabolizan juntos en cada propuesta en una antigua relación regenadora, y, ya que la obra nunca está acabada hasta que sale del taller, la intención última de ese habitante, como de los componentes del grupo .T.I.C. no es terminar obras, si no trabajar en ellas. Así, el cruce de altísima intensidad entre taller, habitante y obra, ocupa un espacio. Y un tiempo. Este espacio y este tiempo. En el siglo XIX el cambio de una sociedad de la información a una sociedad informacional muestran al cerebro como terriblemente acéfalo y incontrolablemente dependiente; el consumo dirigido y la formación de la opinión pública o la teatralización de la representatividad tanto como la nanotecnología muestran una influencia que aun no siendo simétrica entre la el taller, el cerebro y el cuerpo no deja de ser un espacio ambiguo y sobretodo un lugar común, ni demasiado objeto ni demasiado sujeto, ni demasiado tuyo ni demasiado mio. Un limite borroso del que surgen sofisticados productos que cubren con la promesa de lo extraordinario lo que no es sino la lucha por el orgullo, el espacio que nos queda.

Esta es la tercera dimensión que el arte, ejemplificado aquí con la pintura, añade a la realidad, la dimensión original cuyo centro se encuentra en la consciencia, y de la que la obra es un hueco en la masa dimensional ordenada en los lenguajes, una discontinuidad, un lugar de densidad oscilante más alejado por tanto del objeto de uso cotidiano que del ser vivo, pese a ser, como el primero, un artificio. La obra responde a un comportamiento contralinguístico, discontinuo, tanto en función como en estructura, una afrenta contra la densidad natural de los lenguajes, contra la densidad de su cotidianidad. Llamaremos a esa diferencia de densidad trascendencia, a condición de eliminar contenidos místicos o mixtificadores adicionales. Al encarnar una discontinuidad, un extrañamiento de la realidad, genera un espacio dimensionalmente distinto, una singularidad trascendente del espacio en el que se instala.

De la misma manera que para estar enfermo no hace falta estar en un Hospital, para tratar una enfermedad debemos asegurarnos del espacio que ocupa. Y existen seis sustancias espaciales informacionales:

  • Lo que en pintura correspondería al plano físico del muro, en la pintura lo haría con la dimensión de la corporeidad física, esto es, la dimensión que engloba las tres o cuatro dimensiones habituales, incluido el tiempo y el movimiento. Todo aquello que la escultura tiene en cuanto objeto real. Es la dimensión de la materialidad, de la formatividad, de la constitución que la pintura comparte con el resto de los objetos.
  • La segunda sustancia dimensional, que se corresponde en la pintura al plano justamente anterior al muro, es la dimensión o el espacio de la relación, en tanto la pintura deduce y determina una forma de relación con el exterior, esto es, todo lo que afecta a los efectos, los sentidos, los usos, las modalidades específicas de relación, los aspectos contextuales y los lingüísticos. También esta dimensión es compartida con el resto de los objetos.
  • Esta dos primeras sustancias dimensionales competerían la bidimensionalidad natural de la realidad cotidiana y sus objetos: corporeidad mas relación, una bidimensionalidad que incluiría lo que en acepción coloquial se entiende por multidimensionalidad.
  • Pero en la pintura, en tanto espacio extrañado, va a añadir una tercera dimensión a las dos anteriores, lo que en pintura correspondería al plano justamente posterior al plano físico del soporte, el tema. Se trata de la cantidad y cualidad de experiencia humana compartible, encarnada en la obra, la dimensión específica del extrañamiento y de la consciencia como centro de la complejidad de la experiencia, como lugar de la experiencia compleja.
  • Aspectos infraestructurales. Que serían los aspectos más materiales o relacionados con la tecnología, los medios de producción disponible, el tipo de recursos naturales o humanos manejados por una sociedad para su actividad económica y social.
  • Aspectos estructurales. Que serían aquellos relacionados con como se organizan las tareas y las funciones sociales, el sistema jerárquico y de poder y las reglas que en efecto rigen las relaciones entre individuos.
  • Aspectos supraestructurales. Que englobarían los aspectos más inmateriales e ideales, como las creencias religiosas, los valores morales y también los aspectos tradicionalmente considerados "alta cultura" en occidente como: la pintura, la arquitectura, la música, la literatura o el cine (a pesar de que la realización de estos aspectos también se haya restringida por los aspectos tecnológicos o infraestructurales). También todo un conjunto de idealizaciones como las utopías o principios deseables del ordenamiento jurídico formarían estas supraestructuras.